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Los Colores Exteriores c8

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Capitulo 8 – La confesión de Spades

El sol comenzaba a ocultarse ya en el horizonte, pero dentro de la Gran Biblioteca Real no había un solo rayo de luz que se filtrara. La vieja y manchada torre apenas si sobresalía de la montaña en que había sido construida, y la peña en bruto rodeaba a veces la construcción entera de manera que la habían hecho sin ventanas. Alrededor de las habitaciones había algunos vitrales pero no salían a la luz de la tarde, sino que detrás de ellos había otro muro en que se colgaban velas para iluminar las ventanas. Aun así, la sala principal de la biblioteca era enorme, y las paredes estaban casi tapizadas por completo de estantes en que descansaban cientos de miles de tomos algunos viejísimos y otros no tanto.

Esta sala abarcaba el diámetro total de la torre y casi toda su altura, de manera que la luz de las velas no alcazaba a iluminar todos sus rincones. Justo en el centro había una especie de plataforma similar a una pirámide pero sin punta, a la que se poda acceder desde un ancho puente con barandal que se extendía desde la puerta central del recibidor hasta la base de la plataforma de donde surgía una escalinata hasta su cima.

De pie en dicha cima se encontraban Scriptlore, el Gran Bibliotecario y su asistente Burning Spades. Sobre aquel puente, las seis amigas ponis estaban de pie atónitas al escuchar que habían sido llamadas para ser hechas prisioneras.

―Pero debe haber un error ―alegó Twilight sin dejarse impresionar por una colección de libros cientos de veces superior a la que ella había visto en su vida. Ni las bibliotecas de Ponyville y del Colegio de la Princesa Celestia para Unicornios Dotados juntas podían comparársele. ―nosotras no hemos hecho nada malo. No merecemos ser encarceladas.

―¿Qué no han hecho nada malo? Yo no estaría tan seguro, señorita Sparkle, si no me equivoco ―respondió Scriptlore mirando a su asistente como si deseara que él lo corrigiera en caso de cometer algún error. Spades estaba tan quieto que parecía que ni aun respiraba. ―según se, fueron ustedes seis quienes desde muy temprano esta mañana organizaron a cada poni de su villa para trabajar en conjunto con una raza de invasores hostiles y peligrosos para el reino.

―Los lizerinos no son hostiles ni peligrosos ―Atajó Twilight poniéndose cada vez más nerviosa y preocupada ―es otro malentendido…

―¿Qué no son peligrosos? ¿No es cierto que un escuadrón de ellos irrumpió en la casa de una de ustedes y las secuestro a las seis anoche? ―inquirió Scriptlore.

―Sí, pero…

―¿Y no es cierto que han movilizado parte de sus fuerzas armadas a territorio gobernado por su Majestad, la Princesa sin hacer ningún tipo de aviso o negociación?

―Sí, pero…

―¿Y no es cierto que uno de sus agentes estuvo viviendo hace más de un año en Ponyville en calidad de espía haciéndose pasar por un bebe cocodrilo?

―¡No se atreva a hablar así de mi Gummy! ―espetó Pinkie Pie de inmediato.

―¡SILENCIO! ―la voz del Gran Bibliotecario retumbó potente en toda la sala. Por ese instante el tono amable y melodioso de su voz desapareció para dar paso a uno fuerte y autoritario. Luego volvió a hablar con calma ―se les han dado demasiadas libertades siendo que son prisioneras halladas culpables de traición.

―No, su Excelencia, escúchenos. No somos traidoras. ―hizo su último intento Twilight de hacer entender al viejo poni bibliotecario. ―Burning, dile.

El poni rojizo permanecía callado en la parte más alta de la plataforma y giró su rostro como si no quisiera mirar a las seis ponis cuya libertad estaba en juego.

―Es suficiente guardias, llévenlas a las mazmorras. ―ordenó Scriptlore.

Los pegasos armados se acercaron a ellas, pero antes de que pudieran reaccionar, un relámpago multicolor se levanto de entre el grupo lanzando un feroz grito:

―¡Eres un traidor miserable! ¡Nosotras confiamos en ti!

Pero antes de que Rainbow pudiera siquiera llegar a la plataforma se detuvo en seco, retenida por el poder mágico del Gran Bibliotecario. Bastó que Scriptlore hiciera un ademan con su cabeza para que la pegaso azul saliera lanzada y callera sobre el puente junto con sus amigas.

―Si bien el señor Spades es mi fiel asistente, sería injusto darle todo el crédito. No fue él quien me habló todos estos detalles. ―aclaró Scriptlore ―tengo informantes que han observado el trabajo de las tropas de lizerinos desde anoche. Para cuando Burning Spades llegó esta mañana de Ponyville yo ya estaba al tanto de todo el asunto. El solo me lo confirmó amablemente.

En ese momento Burning solamente bajo el rostro avergonzado, y dando se la vuelta se retiro lejos de donde las seis chicas pudieran verlo.

―¿Que esperan guardias? He dicho que se las lleven. ―ordenó el bibliotecario.

―Un momento, su Excelencia. No puede encerrarnos sin un juicio justo y exijo hablar ahora mismo con la Princesa Celestia. ―dijo Twilight sin resignarse.

El Gran Bibliotecario, en ese momento, bajo dando saltitos por las escaleras hasta llegar frente a ellas. Parecía viejo pero seguía siendo ágil. Se acercó a la unicornio purpurea, y con una burlona sonrisa en la cara le dijo:

―Pero claro, la fiel estudiante de su Majestad. Temo que esa audiencia no podrá ser concedida, pues resulta que la Princesa no se encuentra en Canterlot. Está de viaje en Fillydelphia arreglando algunos asuntos importantes para el reino, y para cuando ella regrese, ustedes estarán en el calabozo, sus amigos los reptiles invasores habrán sido expulsados de Equestria y su pozo al centro de la tierra estará relleno de nuevo.

―Pero usted no lo entiende, no debe detener la obra. Toda Equestria está en peligro. ¡El mundo entero está en peligro!

Pero Scriptlore ya no escuchaba. Los guardias se llevaron de ahí a las seis chicas amenazándolas con sus grandes y afiladas lanzas, por los pasillos laterales hasta los calabozos de la torre. La sombría sala volvió entonces a quedarse en silencio.

―Hiciste lo correcto, Spades ―le dijo seriamente el gran bibliotecario a su asistente.
Pero Burning no respondió. Tenía sus ojos mirando al piso, mientras las palabras de Rainbow Dash resonaban en sus oídos y la visión de la mirada enfurecida de la pegaso se negaba a abandonar su mente.


Y así cayó la noche. Las mazmorras de la torre, a diferencia del resto del edificio, no estaban hechas de blanca cantera, sino que habían sido excavadas directamente sobre la dura roca de la montaña. De hecho, en el pasillo principal que llevaba a los calabozos, si había ventanas hechas sobre las paredes de la cueva que dejaban filtrarse la luz clara de la luna.

En un amplio calabozo, las seis ponis encerradas no podían evitar estar inquietas y preocupadas.

―¿Y ahora que vamos a hacer? No podemos quedarnos aquí de piernas cruzadas mientras ese elegante come-libros de Scriptlore echa a perder todo el trabajo que los lizerinos han hecho por el bien de todos. ―Urgió Applejack, de pie en uno de los rincones de la celda.

―Ese tipo no me agrada. Ahora entiendo porque es tan amargado. Si en lugar de comer dulces come libros es obvio que no puede ser un buen poni ―apoyó Pinkie a su manera.

―Pero nosotras estamos aquí encerradas y no podemos ni siquiera advertir al pueblo o a la Princesa de lo que trama el Gran Bibliotecario ―recordó Fluttershy sentada sobre el frio piso del calabozo.

―Y no podemos esperar a que la Princesa vuelva. Para entonces Scriptlore se habrá salido con la suya. ―Twilight hacia un esfuerzo por encontrar una solución al apuro.

―Esta vez no se me escapará ese mentiroso, desleal y embustero… en cuanto le ponga los cascos encima me encargaré de que se arrepienta de haber puesto los suyos en Ponyville… ―murmuraba furiosa Rainbow, de pie y dando vueltas por el centro de la celda.

―Pero, ¿y que si detienen la excavación en Ponyville? ―observó Rarity sentada. No le quedó otra opción, le horrorizaba la idea de ensuciarse el pelaje con el piso de la cueva pero ya estaba cansada de estar tanto tiempo de pie ―piénsenlo. Los lizerinos son para Scriptlore peligrosos solo porque son, según él, invasores. Los lizerinos piensan que hay que llegar a la Grieta para detener a los invasores que vienen de más allá de la Cascara del Mundo. ¿Pero y si no son malos? ¿Qué tal si son amigables como los lizerinos? Tal vez deberíamos darles una oportunidad.

―Pero los invasores que vienen de mas allá si son malos. ―una voz se escuchó tras ellas y cuando voltearon, ahí estaba, en el pasillo del otro lado de los barrotes de la celda, Burning Spades.

―Miren nada mas quien vino a ver a las traidoras, ¡el traidor más grande de todos! ―tan pronto lo vio, Rainbow Dash se le acercó tanto como los barrotes de la prisión se lo permitieron.

―Por favor déjenme que se los explique ―dijo Burning y tomando con el hocico el libro que cargaba sobre su espalda, lo puso sobre el suelo frente a la celda. Era el viejo tomo encuadernado en madera que todas conocían ―todo está aquí.

―¿Para qué traes eso? ¿Piensas usar de nuevo tu libro como excusa para espiarnos? ―Rainbow comenzó a volar y cruzó sus piernas delanteras en señal de enojo y desaprobación, pero no pudo elevarse mucho pues el techo de la celda no se lo permitía.

―Se que no me merezco que me perdonen. ―suspiro Spades ―pero es importante que me escuchen. Tenemos que detener a Scriptlore.

―Pues detenlo tu, nosotras estamos aquí encerradas. Es problema tuyo ahora ―Dash cerró los ojos y torció el rostro en un gesto de desprecio hacia el poni rojizo.

―Yo no puedo hacerlo solo. ―en el rostro de Burning no existía más aquella mirada retadora y combativa que Rainbow había visto en casa de Fluttershy. En su lugar, el corcel miraba al piso apenado ―Soy solo un poni. Siempre he sido yo solo y es por eso que jamás he podido hacer nada importante. Viví en Ponyville todos esos años yo solo al grado de que ninguno de los otros habitantes me conocía, llegue a ser asistente del Gran Bibliotecario por el esfuerzo que puse en mi investigación y aun cuando viaje por toda Equestria siempre estuve solo. Pero ustedes son amigas, se tienen la una a las otras y siempre están unidas. Por eso pudieron atraparme, por eso pudieron liberarse de los lizerinos y sé que podrán detener a Scriptlore, juntas como equipo. Es esencial que lo logren. Si no, tal vez toda Equestria… no, tal vez todo el mundo se pierda.

―¿Porque lo dices? ―se acercó Twilight a preguntar. ―¿quiénes están tratando de entrar en el mundo de mas allá en la cascara?

Burning levanto entonces la mirada, y tomando aire, comenzó a relatarles:

―Imaginen un mundo más allá de este, que no está realmente afuera ni lejos. La idea de los lizerinos del mundo como un huevo es primitiva y sirve como metáfora, pero no es exacta. Aquel mundo no "existe" propiamente hablando, junto con el nuestro, sino que funcionan cada uno en realidades separadas, pero que pudieran llegar a unirse en ciertos puntos críticos donde ambas realidades se "acercan". A estos puntos críticos, es lo que los lizerinos llamaron Grietas en la Cascara del Mundo. Solo a través de estos puntos es posible, bajo ciertas circunstancias pasar de un mundo a otro.

»La cuestión radica en que a diferencia de nosotros, los habitantes de aquel mundo no solo saben de la existencia del nuestro, sino que se mantienen vigilándonos día y noche.

―¿Quieres decir que ellos saben que existimos? ―preguntó Rarity asombrada.

―Claro. ¿De qué otra manera planearían invadirnos si no lo supieran? ¿Pero cómo es que logran espiarnos? ―aclaró Applejack para después preguntar.

―No es que ellos sepan que existimos. Para ellos, nuestro mundo es proyectado en forma de dibujos animados. Son como representaciones teatrales realizadas a base de ilustraciones que simulan movimiento y se acompañan de sonido. Los habitantes del otro lado las miran por diversión en dispositivos especializados. Para algunos de ellos, pasamos desapercibidos como una más de tantas series que se proyectan de la misma forma. Pero algunos otros han desarrollado una gran afinidad por nuestro programa. Las conocen a ustedes perfectamente y las admiran.

―¿A nosotras? ―preguntó Fluttershy.

―Así es. De alguna manera la proyección de este mundo en aquel se centra siempre en ustedes seis principalmente, aunque existen grupos que sienten admiración por algunos otros ponis, como la Princesa Celestia y otros habitantes de Ponyville. Aquellos que sienten admiración por este mundo o por sus habitantes se hicieron llamar a sí mismos bronis.

―¿Y entonces estos… bronis nos admiran tanto que quieren invadir nuestro mundo? ―saltó Rarity asustada.

―No creo que debamos preocuparnos de los bronis. La mayoría son seres pacíficos y amigables que han aprendido, viendo las proyecciones de nuestro mundo, lecciones de amistad y tolerancia. Valoran el equilibrio de nuestro mundo y no querrían dañarnos. La razón por la que debemos preocuparnos es que no todos en aquel mundo nos aprecian. Conforme la proyección de nuestro mundo se volvió popular en aquel y por cada habitante que se hacía llamar broni, comenzaron a surgir también quienes sentían un intenso repudio hacia nuestro mundo y sus habitantes. Su desprecio hacia los ponis crecía conforme los bronis declaraban su admiración y gusto hacia las proyecciones de nuestro mundo. Estos odiadores de ponis por ser el polo opuesto de los bronis comenzaron ser llamados antibronis. Ellos piensan que las proyecciones de nuestro mundo son un cáncer para el suyo y preferirían no saber de nuestra existencia.

»Desde muy joven cuando comencé a investigar la posibilidad de la existencia de los Colores Exteriores y de un mundo completo mas allá de este me aterraba la posibilidad de que una horda entera de estos personajes hostiles hiciera su camino a través de alguno de los puntos críticos e intentara acabar con nosotros y de esa manera, terminar con la influencia de nuestro mundo en el suyo. Lo que descubrí, es que aunque en las "grietas" la Cascara del Mundo es más delgada, nadie puede cruzar de un mundo a otro si no recibe ayuda de alguien de dentro del otro mundo, así que mientras ningún poni ayude a los antibronis a entrar, ellos jamás podrán pasar a este lado.

―¿Pero quién querría ayudarlos a pasar, si sabemos que ellos nos odian? ―meditó Twilight Sparkle.

La mirada de Burning Spades se ensombreció y soltó un suspiro más.

―Scriptlore los está ayudando. ―pronunció finalmente el poni avergonzado.

―¿Qué? ¿Pero es que está completamente loco? ―preguntó Rainbow Dash. Sus cinco amigas estaban atónitas.

―Lo está. Y es en parte mi culpa.  ―continuó Spades con el relato ―él, al igual que la mayoría de los tranquilos habitantes de Equestria no sabía nada de los Colores Exteriores. Yo lo conocí cuando era bibliotecario de Ponyville y cuando le hable de mi teoría del mundo más allá de este, se vio muy interesado. Ofreció ascenderme a su asistente y que en lugar de pasar mí tiempo encerrado en una biblioteca podría viajar por el mundo recabando información e investigando a cambio de que compartiera con él mis hallazgos. Hace más o menos tres años le mandé mi libro compilado. En él se explica todo lo que logre recabar acerca del otro mundo y sus habitantes. Creo que para cuando decidió devolverme el libro estaba completamente obsesionado. Me han dicho los demás empleados de la biblioteca que hablaba noche y día de los habitantes del otro mundo y que le emocionaba la sola idea de conocer a alguno de ellos que pudiera compartirle el conocimiento de aquella realidad tan distinta a la nuestra. No estoy seguro en qué punto logró contactarse con alguien del otro lado, pero para cuando lo volví a ver esta mañana después de tantos años, me habló de su plan para traer a este mundo a los Colores Exteriores, que ellos le habían ordenado abrir la puerta para su llegada y prometido enseñarle las maravillas de su mundo si les ayudaba.

»Es por eso que no pude defenderlas. Necesitaba que pensara que estoy de su lado para que no me encerrara a mí también. Con todos nosotros encerrados Equestria y todo nuestro mundo estarían perdidos.

―Pero yo creí que lo que el bibliotecario quería era detener la excavación de Gummy y sus soldados… ―añadió Pinkie ―no será que lo que en realidad quiere…

―¡Lo que en realidad quiere es abrir la puerta y preparar el camino para que los invasores entren en nuestro mundo! ―completó Applejack.

―Exacto. No hay tiempo que perder, Scriptlore debe ser detenido cuanto antes o los antibronis tendrán libre acceso para venir y acabar con todo. ―concluyó Spades con aire decidido.

―Es un gran plan, el problema es que no creo que pueda creerte de nuevo ―declaró Rainbow obstinada dándose la vuelta para darle la espalda a Spades ―¿no es así, chicas?
El resto de las ponis miraba a Rainbow con desaprobación.

―¿Qué? No me digan que después de todo vamos a volver a creer en lo que dice ―reclamó exasperada la pegaso.

―Hasta ahora él no nos ha mentido. ―recordó Fluttershy.

―Y no abrir el pico en presencia del bibliotecario loco fue un movimiento muy ingenioso de su parte ―observó Applejack.

―Pero nos ha estado ocultando cosas todo el tiempo ¿no lo ven? El sabía todo desde el principio y no nos dijo nada. ―Rainbow no parecía querer desistir.

―Por eso me disculpo. ―intervino Spades ―Si no dije nada es porque no me sentí en confianza. Creo que uno de mis mayores defectos es ser tan desconfiado. Creo que no debería estar aquí pidiendo que confíen en mí siendo que yo no tuve la confianza en ustedes antes.

Dash volvió a mirar hacia Burning. El poni la miraba por encima de sus gafas redondas. En sus ojos oscuros brillaba la sinceridad.

―Bien, tú ganas. Solo por ese larguísimo cuento que nos contaste te concedo el que no seas un gran mentiroso traidor, cuando menos por ahora. ―Lo miró severa Rainbow Dash ―Pero aun tenemos el problema de estar nosotras aquí encerradas y solamente tu libre ahí afuera.

―Eso puede arreglarse ―sonrió Burning por primera vez, sacando de entre su capa una grande y oxidada llave― a veces tiene sus ventajas ser invisible.

El poni rojizo abrió la puerta de la celda y las seis amigas se vieron libres de inmediato. Sin más demoras, enfilaron por el pasillo que salía de las mazmorras con la determinación de dar alcance al Gran Bibliotecario. Entraron por la puerta de la torre y se vieron en la gran antesala de las escalinatas gemelas.

―Él llegará a Ponyville a más tardar en dos horas en uno de los carruajes voladores. Si lo conozco bien habrá llevado consigo a todo el personal de la torre que le sirvan de soldados. Si tomamos el tren de las ocho en punto llegaremos apenas una hora y media después de él y tal vez aun estemos a tiempo para detenerlo. Lo único que ahora puede interponerse en nuestro camino es…

¡Blam! Ante ellos cayó, pesado como una roca, el enorme y musculoso jefe de la guardia de pegasos armados. Miro al grupo de siete confiadamente deteniendo su mirada sobre el poni macho.

―¿Se puede saber a dónde llevas a pasear a nuestras prisioneras a esta hora, Burns?
Aquí es donde todo se desquicia.

Pero quisiera saber sus opiniones. Opiniones y dudas son bienvenidas, aun mas, las solicito a manera de favor.

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Dios, esta historia es asombrosa, con cada capítulo y una nueva sorpresa revelada se vuelve mejor. Los bronis jodiendo la serie, cuando no (XD). ¿Cuándo aprenderemos la lección?

 

Siento que alguien debería convertirlo en una animación, no sé, seguro sería mejor que Equestria Girls (XD).

 

Excelente historia amigo, te felicito.